Trabajo y familia: claves para conciliarlos

2 feb. 2016
La conciliación de la vida familiar y laboral es una cuestión que lleva debatiéndose mucho tiempo. Para conseguirlo empresas y trabajadores deben concienciarse.

Pese a que en nuestro país existe una legislación vigente que regula la conciliación de la vida familiar y laboral, lo cierto es que todavía queda mucho por avanzar en este sentido. Sólo hace falta acercarse a los datos para darse cuenta de que algo está fallando. Según el Ministerio de Salud, Servicios Sociales e Igualdad, en España hay 1.997.800 mujeres que no tienen empleo ni lo buscan por razones familiares. Esta cifra resulta más chocante cuando se compara con la de los hombres, que desciende hasta 130.800 casos. Son números que no hacen más que demostrar que el grueso del peso de los cuidados familiares todavía recae sobre las mujeres.


¿Qué se puede hacer para revertir esta situación? Lo cierto es que no es tarea fácil y requiere la implicación de varios organismos como el Gobierno, los sindicatos, las empresas y, sobre todo, la sociedad en general. Desde Comisiones Obreras, defienden que la conciliación puede ayudar a mejorar los siguientes aspectos:
 

  • Disminución del estrés y los conflictos laborales.

  • Aumento de la satisfacción de los empleados.

  • Mejora en la gestión del tiempo de trabajo.

  • Retención del talento cualificado.

  • Disminución de costes en reclutamiento y formación.

  • Incremento del compromiso de la plantilla.

  • Mayor rendimiento de los trabajadores.

  • Disminución del absentismo.

  • Más prestigio y mejor imagen para la empresa.

  • Aumento de la productividad.

  • Mejor ambiente laboral y mejores relaciones entre compañeros.

  • Mayor compromiso de los empleados con los objetivos empresariales.
     


 

Sin embargo, para que todo esto sea efectivo debe plasmarse en acciones concretas, algunas de las cuales recaen sobre las empresas y otras de ellas sobre los propios trabajadores. Veamos cuáles son las medidas que se deben adoptar por ambas partes:
 

  1. Buenas prácticas por parte de la empresa:

  • Flexibilidad horaria: Cuando se cuenta con familiares dependientes como, por ejemplo, hijos menores de edad, disponer de flexibilidad horaria para compaginar trabajo y familia es algo de agradecer. Simples medidas como permitir que estos empleados puedan entrar a trabajar media hora más tarde para poder llevar a los críos al colegio, implican muy poco esfuerzo para la empresa y significan mucho para los empleados.
     

  • Teletrabajo: Más conocido como trabajo a distancia, es una medida efectiva que favorece la conciliación. Permitir que la plantilla pueda trabajar un día a la semana desde casa puede ser positivo para evitar que alguno de estos falte al trabajo por motivos como, por ejemplo, la enfermedad de algún familiar. También contribuye a que éstos se organicen mejor en su casa, ya que ahorran un tiempo considerable al evitar desplazarse hasta la oficina o el lugar de trabajo.
     

  • Beneficios sociales: En muchas ocasiones se tiende a pensar erróneamente que lo que más valoran los empleados es un aumento de sueldo. Realmente, las personas con familia dependiente aprecian más los servicios sociales que pueda poner a su disposición la empresa que la recompensa económica. Simples medidas como disponer de un servicio de guardería, de transporte, un seguro médico privado o un comedor contribuirán al bienestar de la plantilla.
     


 

  1. Buenas prácticas por parte de los empleados:

  • Optimizar el tiempo de trabajo: Si se cuenta con medidas de conciliación en el seno de una empresa, se entiende que los empleados tienen que estar más comprometidos con el trabajo y ser más efectivos. Al no tener tantas preocupaciones personales, en el horario laboral la plantilla debe estar focalizada al cien por cien es sus tareas y, por lo tanto, ser mucho más productiva. Una mejor gestión del tiempo hará que los proyectos se realicen de una manera más rápida, reduciendo así los costes económicos para la empresa.
     

  • Mejor organización personal y laboral: Al contar con una mayor flexibilidad en la gestión del tiempo, se entiende que la organización tanto a nivel personal como en el trabajo debe ser mejor. Si en casa se tiene todo bajo control, esto influirá en el trabajo y viceversa. Sencillas medidas como tener una agenda personal en la que plasmar todo lo que hay que hacer por días, repartir las tareas del hogar con la pareja u otros familiares o priorizar las labores fundamentales de las que no lo son contribuirán a llevar una mejor organización en todos los ámbitos.
     

  • No llevarse trabajo a casa: Más que una medida, esto es un consejo. Llevarse trabajo para realizarlo en casa afecta a que las cuestiones personales no se lleven al día y, por lo tanto, que se vaya al traste la organización. Hay que intentar encontrar un equilibrio entre el tiempo de trabajo y el de la vida personal, e intentar ser lo más efectivos posible en ambas áreas para evitar situaciones como la mencionada en este punto.


Si se consigue alcanzar un balance óptimo entre esta dos importantes vertientes, se conseguirá una mejor calidad de vida e, incluso, mucho tiempo de ocio para disfrutar junto a los tuyos.

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